Palmira, camionera profesional: «Un sueño hecho realidad». "Mujeres, no tengáis miedo"

 

Tiene 53 años, hoy es la "reina" de su camión. ¿Un trabajo “de hombres”?  «Sé adaptarme y aprendo rápido. Y sobre todo soy más paciente" Mujeres, no tengáis miedo.

 

 

Conduce hasta nueve o diez horas al día, ata y desata cargas muy pesadas, transporta mercancías altamente inflamables. Pero si le preguntas por su trabajo, se defiende con un pudor inquebrantable: "Aún tengo mucho que aprender".

Palmira, de 53 años, originaria de Guspini, pero que se mudó cuando era niña al norte de Italia con sus padres, realmente no quiere admitir que es una fuerza de la naturaleza. Ser camionera había sido un sueño secreto desde que su primer novio, que era conductor de profesión, la llevaba con él a algunos viajes. «De niña tenía miedo de estos “bisontes”, luego aprendí a amarlos, me dieron una increíble sensación de libertad». 

 

Hoy vive en la provincia de Piacenza y se define como la "reina" de su camión, hasta el punto de que el Grupo Nuti la concedió el premio "camionero del año". 

 

Palmira Mura se convirtió en camionera a los 51 años, reinventándose con mucha valentía y con una única brújula en mente: su pasión.  De hecho, la vida la había llevado en una dirección completamente diferente : trabajadora social y sanitaria, también estuvo allí en 2020 para estrechar la mano de los ancianos moribundos por Covid y aislados de sus familiares, para acompañarlos en su último viaje, a cerrar los cadáveres en las bolsas "sabiendo que nunca más sabría nada de ellos". 

 

 

¿Cuándo decidiste desempolvar ese sueño del cajón?

«Precisamente en 2020. Fue tan traumático que una vez pasada la emergencia del Covid decidí que ya no haría ese trabajo. Fue una marea que nos abrumó, meses que nunca olvidaré. Pero también una experiencia que me hizo comprender que tenía que retomar las riendas de mi vida. Me matriculé en una autoescuela y en ocho meses daba teoría y práctica." 

¿Encontraste trabajo inmediatamente?

«Sí, pero fue suerte. Yo era una mujer de 51 años que recién empezaba. Mi empresa no se inmutó, me dio un camión y una oportunidad."

 

¿El primer impacto?

"No es simple. Nunca antes me había dado cuenta de que existe un océano entre el decir y el hacer. Lloré mucho, muchas veces pensé en rendirme. Pero encontré gente que me apoyó y me dio la fuerza para seguir adelante".

 

¿Cómo es tu día típico?

«Trabajo de lunes a viernes, duermo fuera de casa una o dos noches a la semana. Durante el día conduzco de nueve a diez horas, seguidas según la normativa hasta cuatro y media. Después nos vemos obligados a parar durante 45 minutos. El trabajo en sí es agotador, se manipulan cargas grandes y en mi caso también inflamables. Pero da muchas satisfacciones."

 

¿Cómo vives ser una mujer que realiza un trabajo considerado “para hombres”?

«Bueno porque sé adaptarme, sé pedir ayuda a los que tienen más experiencia. Y aunque antes de subirme al camión me maquillo y me visto como si fuera a la oficina, no tengo miedo de ensuciarme las manos." 

 

¿Sigues pensando que es un trabajo de hombres?

«Creo que no es un trabajo fácil para nadie. Pero tengo ganas de animar a las mujeres que quieran intentarlo: deberíamos ser más. Porque somos más pacientes y en esta profesión se necesita mucha paciencia".

 

¿Cómo concilias el trabajo con la vida familiar?

«Todo mi tiempo libre lo dedico a mis cuatro hijos y mis cuatro nietos. En realidad no todo, porque me gusta estar sola. Tanto en el camión, un momento infinitamente interesante en el que puedes pensar, razonar y encontrarte a ti mismo, como fuera del camión".

¿Lo harías otra vez?

"Mil veces. Si hay algo de lo que me arrepiento es de no haberlo hecho antes".